miércoles, 15 de septiembre de 2010

Ciudad Ilusoria, "Vivir adentro"




La narrativa del documental "Vivir adentro" remite a un cuestionamiento que pudiera ser punto de partida para todo proyecto de política de vivienda social: ¿de qué manera el diseño y la construcción de los complejos para la vivienda configuran también la vida comunitaria?

La respuesta a esta pregunta puede encontrarse por medio de la comparación de las condiciones actuales de vivienda y convivencia en la Ciudad de México, con las condiciones existentes hace 30 o 40 años. las características de los proyectos de vivienda muestran claras diferencias. Si antes se buscaba una integración orgánica en comunidad de los habitantes, actualmente, esa integración se encuentra imposibilitada por la ausencia de espacio público en los nuevos proyectos, así como por el poco tiempo que a los habitantes les resta luego de desplazarse por 2 horas o más hasta sus lugares de trabajo. En este sentido, el crecimiento horizontal de la mancha urbana se ha privilegiado por encima de otras opciones de crecimiento hacia dentro, acortando la distancia entre los centros urbanos del centro del país, pero aumentando el tiempo necesario para llegar a ellos.

Por otro lado, los actuales desarrollos inmobiliarios han dejado de lado la posibilidad de fomentar la socialización mediante la existencia de espacios para el desarrollo de actividades económicas, culturales e incluso políticas en el interior de las unidades habitacionales. La fragmentación social, la histeria colectiva y la esquizofrenica cultura política podrían ser fenómenos y conductas sociales con origen en el diseño repetitivo, aislado, masivo y caótico de las nuevas propuestas de vivienda social.




La propuesta documental puede ser vista además como el cuestionamiento al cambio de modelo en la construcción de vivienda social. Sin embargo, es preciso distinguir entre lo elementos que agotaron la propuesta y los intentos deliberados por hacerla fracasar.




Por un lado, el crecimiento demográfico y la necesidad de cubrir sus necesidades de vivienda podrían justificar la generación masiva de pequeñas habitaciones en la periferia de la Ciudad de México. Por otro lado, la falta de inversión para el desarrollo del campo, la liberalización del mercado inmobiliaro de la vivienda social y la posibilidad de utilizar la vivienda como moneda de cambio en las contiendas electorales, podrían ser la muestra de un intento deliberado por mercantilizar las funciones antes desarrolladas Estatalmente.




Un enfoque distinto quizás vería en la industría inmobiliaria la acertada visión y comprensión de las necesidades de una población cuya matriz familiar tradicional se ha modificado. Privilegiando actualmente, por necesidad o por elección propia, el desarrollo laboral por encima de la formación de grandes familias, proceso paralelo a la mayor participación de la mujer en las actividades económicas.




Sea cual sea el enfoq lo cierto es que la identidad social, cultural y personal ue,se encuentra sobredeterminada por múltiples factores, entre lo cuales se encuentra el lugar en que el individuo habita, y las condiciones en que puede habitarlo.

Proyecto de mejora de asentamientos marginales en Dhaka (Bangladesh)

Slum Improvement Project (SIP)

Misión:

Lograr un mejoramiento en la calidad de vida de zonas marginales en Dhaka y facilitar al gobierno de Bangladesh las acciones para fomentar el desarrollo en la región

Objetivos:

• aumentar las capacidades de los municipios y las corporaciones municipales para trabajar con las comunidades urbanas pobres en la planificación y suministro de los servicios básicos;
• fomentar los esfuerzos de desarrollo comunitario independientes y sostenibles mediante la movilización de los recursos de la comunidad y el acceso a los servicios gubernamentales;
• implicar a las mujeres pobres de las áreas marginadas en las actividades de generación de ingresos para su propio beneficio;
• mejorar las condiciones nutricionales y sanitarias de niños y mujeres mediante el suministro de un paquete integrado de servicios básicos;
• mejorar en general las condiciones de vida de las zonas marginadas; y
• desarrollar políticas y planes de gran alcance a nivel nacional para apoyar los beneficios y posibilidades de hacer llegar los servicios básicos a los pobres.

Organización:

Implementación:

El SIP funciona mediante una estructura de toma de decisiones centralizada. De igual forma, la asignación de recursos pasa por una serie de filtros en los comités y se lleva a cabo de manera jerárquica. Sin embargo, el proyecto fomenta la participación activa y democrática de los beneficiarios en la planeación de proyectos locales de mejora.

El SIP trabaja principalmente en dos ejes: generación de infraestructura urbana y generación de capital social. Para el desarrollo de la infraestructura urbana, el SIP destina fondos para la instalación de basureros, pozos, letrinas, pavimentación, drenaje y alumbrado público. En relación con la generación de capital social, el SIP realiza proyectos de concientización sobre cultura sanitaria y participación democrática; mantiene los llamados “Colegios Satélite” para brindar educación primaria a los niños de comunidades marginales sin acceso a otro tipo de educación, esto la capacitación a miembros de las mismas comunidades con título de bachillerato; además, ha generado opciones para la obtención de recursos económicos, principalmente entre las mujeres, mediante la capacitación de una mujer de la comunidad en oficios que les pueden ser redituables, para posteriormente transmitir su conocimiento entre las demás mujeres de la comunidad. Por otro lado, el SIP posee un sistema de microcréditos para el desarrollo de proyectos productivos dirigidos por las mujeres de las comunidades marginales.
Logros:

El programa ha fomentado hábitos de participación, así como la toma de conciencia sobre la importancia de la educación, la higiene, y la nutrición. Asimismo, a través del programa de microcréditos ha logrado una mayor participación de las mujeres en sus comunidades de origen. En cuanto a infraestructura urbana, las comunidades se han visto beneficiadas con el acceso básico a servicios públicos.
Sin embargo, el SIP no ha logrado potencializar una mayor visibilidad sobre la problemática en las zonas marginales pues su capacidad de alcance se ve limitada por los recursos destinados desde el gobierno central al programa. Esto debido a que el SIP no es un proyecto autofinanciable que contemple la recuperación de sus costos de operación, ya que las aportaciones de los beneficiarios se realizan para la inversión directa en las obras de infraestructura.

Contradicciones:

EL SIP no contempla mecanismos para la integración orgánica de las zonas marginales al resto de la ciudad. Además, el empoderamiento de las mujeres se ha dado sólo en relación con roles definidos tradicionalmente para su género. Por otro lado, la participación de los beneficiarios intenta ser reducida al ámbito local y siempre dentro de los parámetros establecidos o reconocidos para los SPIC´s, sin tener aún la posibilidad real de reconfigurar desde la plataforma del SIP, proyectos participativos de mejoramiento en el ámbito estatal y nacional.



Best Practices, Plan URBE-Barrio Don Bosco



Objetivos:



Apoyar a las familias en situación de marginalidad a través de proveer a sus terrenos con infraestructura básica para tener acceso a:



Sistema de agua potable

Sistema de energía eléctrica


Construcción de caminos


Sistema de drenaje


Iluminación en las calles



Organización:







Funcionamiento:

Mediante el reembolso obtenido de la inversión en infraestructura del Programa Social Urbanización en Barrio Esperanza, APAC generó un nuevo proyecto para otorgar créditos a familias de bajos recursos con niños pequeños.

Mediante la cobertura de pagos iniciales para registro y regularización de los terrenos, las familias accedieron a los instrumentos crediticios de APAC en Don Bosco, para financiar la autoconstrucción de viviendas en 178 terrenos.

Logros:

Compra de los terrenos a bajo costo.


Regularización de los títulos de propiedad.


Creación de infraestructura básica para las familias de bajos ingresos con un costo al alcance de su economía.

Mapa de informalidad en el DF (2o mapa)


Mapa de la informalidad relacionada con la prostitución .

Mapa de informalidad en el DF

Mapa de la informalidad relacionada con la venta de DVD´s pirata.(Click para agrandar mapa)





Arjun Appadurai, “Spectral Housing and Urban Cleansing”





"El aprender a vivir, si es que queda por hacer, es algo que no puede suceder sino entre vida y muerte. Ni en la vida ni en la muerte solas. Lo que sucede entre dos, entre todos los «dos» que se quiera, como entre vida y muerte, siempre precisa, para mantenerse, de la intervención de algún fantasma." Jacques Derrida, "Espectros de Marx"






¿Cuál es el status de la presencia de todas aquellas formas de habitación en la ciudad no ubicables dentro de los parámetros convencionales de la vivienda?



Arjun Appadurai realiza un recorrido entre las formas espectrales de la habitación en Mumbai, indicando la existencia de diversas redes de corrupción y sistemas informales de arrendamiento, cuya condición de posibilidad radica en el mantenimiento de vínculos entre las diversas actividades no legales y la ineficaz, a veces inexistente, acción Estatal. Práctica común en India, el arrendamiento de un quantum de espacio físico para la habitación de la población incapaz de acceder a otras formas de habitación, se sostiene y alimenta actividades delictivas de toda índole. Comercio ilegal, explotación laboral, trata de personas, discriminación y xenofobia convergen en Mumbai como causa y efecto de un tipo de habitación que se mantiene al margen de ausencia y presencia.



Pese a que el autor muestra las formas espectrales de habitación como el punto en el que el status de (in) existencia de la vivienda se vuelve indecidible, no menciona la posibilidad de las múltiples apariciones de este espectro más allá de la aparición nociva con la que se manifiesta en Mumbai. Derrida propone observar al espectro como una cierta manifestación fenoménica del espíritu cuya presencia en tanto vivo o muerto no es posible determinar. El espectro además, se manifiesta tan sólo como una cierta aparición o encarnación tomada por el espíritu, de entre muchas otras. Por lo tanto, no existe un solo espectro, sino muchos otros; siempre más de uno. Menciona que si el espectro es animado por un espíritu considerado ya ausente, la aparición espectral es siempre una reaparición, de tal forma que toda iteración espectral no es la forma en que se refleja plenamente la identidad del espíritu, sino la adopción contingente de una forma.



En este sentido, ¿Cuáles son las formas en que la habitación reaparece espectralmente en la Ciudad de México? Es posible distinguir al menos tres formas posibles, tomando en cuenta los mecanismos mediante los cuales la vivienda es adquirida en la ciudad. En primer lugar, la vivienda puede ser adquirida mediante los sistemas formales de vivienda social. Sin embargo, dentro de estos mecanismos la corrupción de los funcionarios encargados de las diversas dependencias permite hablar de una aparición espectral que en mayor medida es aceptada e institucionalizada. La corrupción para obtener la vivienda por las vías formales resulta en ocasiones una presencia benéfica que posibilita una mayor velocidad en los trámites necesarios.



Una segunda forma, que podría observarse como el extremo de la primera, se encuentra constituida por los asentamientos irregulares en terrenos federales, zonas de alto riesgo, reservas naturales y terrenos abandonados. En ellos, la dinámica generada a partir de la búsqueda de los espacios mínimos para la habitación no muestra ninguna forma de articulación o esfuerzo por legalizarse. Comúnmente, estas zonas marginales escapan al control del gobierno del Distrito Federal, propiciando estructuras de poder paralelas que poseen la capacidad de controlar económica, política y socialmente a quienes habitan ahí. Ejemplos de estos asentamientos pueden ser ubicados en la periferia inmediata de Tlatelolco en Cuauhtemoc, las cercanías a las vías del ferrocarril que cruzan Calzada de Guadalupe en la delegación Gustavo A. Madero, los diversos asentamientos irregulares en San Lorenzo, Avenida Tlahuac, el Cerro de la Estrella y las inmediaciones del Cerro de tezontle en Iztapalapa. Como característica principal de estas formas de habitación, se les ha atribuido la delincuencia, y toda forma de adicción; por lo cual, es opinión general e incluso difundida al exterior lo nocivo de estas formas, sin por ello dar soluciones específicas al problema de la marginalidad.



Sin embargo, existe también una forma intermedia entre la informalidad y la vía institucional de la vivienda en la ciudad. Partiendo de los apoyos financieros del INVI, se han generado en la Ciudad de México, redes clientelares y estructuras corruptas para la obtención de la vivienda, pese a que en ocasiones no es la vivienda la finalidad de quienes las constituyen. A través de "gestores sociales" los distintos movimientos y comunidades vecinales que buscan la vivienda han desarrollado estrategias legales e ilegales para lograr su objetivo. A través del el "paracaidismo", cualquier terreno en deterioro o sin uso al interior del Distrito Federal, se ha convertido en botín político y económico de actores y agrupaciones, pues luego de invadir el terreno, mediante el pago de cuotas es posible expropiar, otorgar títulos de propiedad y llevar a cabo proyectos de construcción de vivienda. Si bien, el INVI funciona como instrumento de fomento crediticio para habitantes que no pueden acceder al crédito bancario o de otros programas de seguridad social, las redes, en ocasiones controladas desde el mismo gobierno del DF, han permitido una serie de irregularidades en la obtención de terrenos para la construcción, así como en la venta de la vivienda.



La espectralidad de la habitación refiere entonces a la indecidibilidad estructural del fenómeno de la habitación en la ciudad, como efecto de la distribución desigual y de los procesos de desindustrialización y decrecimiento económico.







Mike Davis, “Planet of Slums”


El crecimiento del territorio urbano es un fenómeno que globalmente ha sido exponencial en las dos últimas décadas. Ya sea por el crecimiento de ciudades existentes ya desde hace más de 50 años, o por la proliferación de nuevas ciudades que antes fueron pequeños poblados rurales o semiurbanos. Con este crecimiento, la cantidad de población urbana también se ha multiplicado hasta probablemente alcanzar el 50% de la población total en el mundo. Sin embargo, en muchos casos el desarrollo urbano presenta dos fenómenos paralelos y paradójicos para la teoría económica clásica. Por un lado, el crecimiento de las ciudades no se ha visto acompañado necesariamente de un crecimiento económico posterior a la desindustrialización-tercerización de las grandes ciudades. Por otro lado, la falta de crecimiento económico no ha servido de incentivo para disminuir el crecimiento de la población urbana. Ambas situaciones han generado un proceso de crecimiento de la marginalidad en el territorio de las ciudades. La desigualdad económica ha generado que una gran parte de la población de las ciudades sólo encuentre refugio en barrios y colonias marginales, lugares en los que se generan múltiples procesos y prácticas económicas, socio-culturales y políticas.

En la Ciudad de México el fenómeno de la marginalidad puede ubicarse espacialmente en cualquiera de las delegaciones que la conforman. En muchas ocasiones la existencia de construcciones marginales genera un panorama urbano paradójico, pues pueden ser localizadas a muy poca distancia de zonas de gran opulencia o de edificaciones con gran importancia política nacional. Un caso que ilustra esta situación puede encontrarse en la delegación Benito Juárez cuyos índices de desarrollo humano superan el promedio nacional, alcanzando incluso cifras similares a los de países desarrollados. Sin embargo, en las colonias que conforman esta delegación se encuentran diversas edificaciones marginales.

De acuerdo con el informe del Programa Delegacional de Desarrollo Urbano de la Secretaria de Desarrollo Social, existen 56 colonias en esta delegación, de las cuales 22 presentan problemas de vivienda, es decir 39% del total de colonias. En 13 de estas colonias se presentan concentraciones de población habitando en condiciones de hacinamiento o en construcciones hechas con materiales precarios. Las colonias que poseen mayores problemas son: nonoalco, 8 de agosto, Portales norte, San Simón Ticumac, Xoco y Zacahuitzco. Lo anterior ha generado una serie de problemáticas para la delegación, debido a que el deterioro en las condiciones de vivienda es parte de un deterioro general en las condiciones de vida y un limitado acceso a, entre otras cosas, fuentes formales de empleo. Por ello, uno de los principales problemas a los que los gobiernos delegacionales se han enfrentado es a la prostitución y a la red de informalidad, e incluso ilegalidad, que ha provocado esta actividad económica.

Sin embargo, lo que en Benito Juárez resulta paradigmático, en otras delegaciones resulta práctica común. Hace algunos años, debido a mi lugar de residencia pude observar dos áreas en la delegación Iztapalapa en las que se desarrollaron asentamientos marginales. Estos asentamientos se encuentran ubicados en la colonia Puente Blanco y en la colonia Presidente de México, ambas cercanas al Reclusorio oriente. En un inició presentaron un desarrollo similar: invasión de terrenos desocupados, construcción precaria de viviendas y gestión por la legalización de su situación. Sin embargo, pese a que en ambas se logro el reconocimiento de los habitantes como propietarios, el desarrollo posterior de las condiciones de vivienda fue diferente en cada caso. Durante la invasión de los terrenos en ambos casos se activo una red informal de compra-venta-asignación de los lugares disponibles, que funcionaron a través de cuotas monetarias y de compromisos políticos. Repartidos los lugares, existieron mecanismos de control sobre el tipo de viviendas que podían ser construidas, determinando el tipo de materiales y la extensión que las viviendas podían alcanzar verticalmente, otorgando de manera informal la aprobación para toda construcción dentro del territorio invadido. Económicamente los asentamientos poseían al interior diversas actividades comerciales, legales e ilegales. Fue notoria además la proliferación del culto de la santería, tal como Davis observa que en regiones de Latinoamérica se ha extendido el Pentecostalismo. La regularización y el mejoramiento de la vivienda dependieron en gran medida de las estructuras organizativas que en cada asentamiento se dio, así como de la visibilidad que cada una tenía en relación con el espacio físico ocupado, pues mientras uno de los asentamiento estaba ubicado sobre una avenida principal, el otro se encontraba alejado de vías que le dieran mayor relevancia para el gobierno delegacional.

Un caso más puede ser observado en los límites entre Tlatelolco y la colonia Peralvillo, en la delegación Cuauhtemoc. El espacio conocido como "La Ronda" presenta una serie de construcciones de lámina y cartón, junto con una unidad habitacional con espacio insuficiente para el número de personas habitando ahí. Tradicionalmente, el sitio ha sido conocido como un importante punto para la compra de autopartes en su mayoría robadas. Paralelo a este negocio, el territorio de la unidad habitacional ha sido utilizado para el narcomenudeo y el contrabando de armas. Por otro lado, las condiciones de las viviendas cercanas a la unidad son deplorables, pues carecen de todo servicio público al mantenerse en la informalidad, siendo un punto crítico para los gobiernos delegacionales y del Distrito Federal debido a los conflictos sociales que genera así como a la problemática en materia de seguridad pública y seguridad social.

En general, la marginalidad se presenta como un producto del desarrollo desigual en las ciudades, presentándose como un reto para todos los ámbitos de gobierno y como un obstáculo para el desarrollo. Esto debido a la multicausalidad de la marginalidad y a los múltiples efectos que esta tiene sobre la sociedad en un país.

martes, 14 de septiembre de 2010

James Holston and Arjun Appadurai, “Cities and Citizenship”





La ciudadanía, entendida como el status de membresía socialmente reconocido dentro de un espacio territorial delimitado y bajo las formas jurídicas establecidas para acceder a ella, ha servido históricamente como vínculo entre Estado, gobierno e individuos. De igual forma, la ciudadanía ha sido en ocasiones, una eficaz forma de subjetivación política y de identificación cultural. Incluso antes de la configuración del Estado moderno, existió ya una preocupación por establecer los criterios bajo los cuales un individuo dejaba de ser un habitante de un país, para pasar a ser un miembro de la comunidad política con plenos derechos reconocidos para ejercer su influencia en las decisiones políticas. Sin embargo, en las últimas décadas la globalización ha implicado una ruptura con las matrices tradicionales para comprender los múltiples fenómenos de lo social. En relación con la ciudadanía, como observan Holston y Appadurai, las concepciones como la de TH Marshall que la ligan a la territorialidad y la nacionalidad resultan insuficientes al margen del desdibujamiento de las fronteras físicas y del debilitamiento de conceptos como el de soberanía.



Autores como David Held o Benjamín Arditi han desarrollado conceptualmente algunas de las posibilidades de acción política y social que se han desprendido de la situación anterior. Entre las posibilidades resalta la generación contemporánea de movimientos ligados a problemáticas globales, con bases en organizaciones locales, pero con un alcance y una supraorganización transnacional. De tal forma, el ciudadano de un país desarrolla una acción política en diversos ámbitos (local, estatal, nacional, regional, global), dentro de una sola organización. Por otro lado, los autores observan un desplazamiento del vínculo entre los ciudadanos, del ámbito nacional-estatal a las ciudades, con lo cual estas últimas adquieren una mayor relevancia para la identificación-subjetivación del individuo en relación con su pertenencia a una comunidad.



Ambos esquemas explicativos son aplicables para diversas situaciones. Sin embargo, es preciso mencionar que el desplazamiento de la ciudadanía al ámbito de las ciudades, al menos para el caso de la Ciudad de México, refiere en mayor medida a la relativa facilidad con que los miembros de la sociedad pueden manifestar su inconformidad con respecto al reconocimiento de sus derechos de ciudadanía. La importancia que la Ciudad de México en relación con la ciudadanía ha sido evidente en la última década. Ejemplo de ello han sido las diversas reformas legales producto de la movilización social. De manera concreta, la reciente modificación del Código Civil del Distrito Federal en materia de relaciones conyugales, ha permitido que las parejas homosexuales adquieran el status legal de matrimonio, por encima del de sociedades de convivencia. Diversos antagonismos y contradicciones han surgido a raíz de estas reformas. Entre ellos, el antagonismo existente entre las visiones de ciudadanía y matrimonio fomentadas desde el gobierno del Distrito Federal, y las visiones tradicionales en otros estados de la República, así como la del gobierno federal. Por otro lado, existe una contradicción entre el status legal que se reconoce en el Código Civil y la inequidad mantenida en diversos ordenamientos legales, tal como se observa en la Ley del Seguro Social. Lo cual ha derivado en un falso reconocimiento de los derechos de ciudadanía para un sector de la población.



De igual forma, ha habido esfuerzos impulsados desde el ejecutivo y el legislativo del Distrito Federal para fortalecer el vínculo de la ciudadanía, a través del reconocimiento de derechos. El caso controversial fue la despenalización del aborto. Al ser aprobadas las reformas al Código Penal, el debate fue intenso, en torno al respeto o no del derecho a decidir sobre la interrupción-continuación del embarazo, mismo que llevó a la consideración de criterios de valor expuestos desde la sociedad en torno a ello.



Sin embargo, el caso de la ciudadanía mexicana posee diversas aristas que no permiten pensar en que el desplazamiento hacia la mayor importancia de las ciudades será total, e incluso permiten pensar en la pertinencia de dejar de lado esta idea para formular propuestas de reconocimiento e identificación Estatal. El fenómeno migratorio sea quizás la condición de posibilidad para el fortalecimiento de una ciudadanía ligada al país en su conjunto. No es posible dejar de lado el hecho de que existen aproximadamente 30 millones de habitantes en EUA de origen mexicano, de los cuales 10 millones son mexicanos de primera generación en aquel país. El hecho de poseer al 10% de la población total del país en calidad de migrantes, que representan más del 25% de la población económicamente activa, ha de llevar a reconsiderar las predominancia de las acciones Estatales, ante la incapacidad que las ciudades poseen en materia de política exterior. Una posible estrategia podría ser la continuidad en la desvinculación de ciudadanía con territorialidad pero con un reconocimiento efectivo de derechos de la concepción clásica de ciudadanía.



De tal forma, no resulta conveniente pensar que en el caso de México exista la posibilidad de abandonar la ciudadanía definida estatalmente para favorecer la visibilidad de las ciudades como puntos nodales en los que converge la ciudadanía en los términos de la política de las diferencias. Sin embargo, tampoco resulta pertinente continuar el análisis a la luz de esquemas tradicionales incapaces de adecuarse a una realidad transformada y efímera. Quizás, el debate sobre la reconfiguración de la ciudadanía deba adecuarse bidimensionalmente, incluso con el riesgo de generar análisis mutuamente excluyentes.

Arjun Appadurai, “Deep Democracy”


¿Qué es la Democracia? ¿Qué Democracia? Los cuestionamientos sobre la democracia han sido parte fundamental en los estudios políticos contemporáneos, sin embargo, análisis posteriores se han preguntado también sobre lo que para espacios y tiempos específicos ha significado el referente democracia. La manera en que se ha dado respuesta a estas cuestiones ha sido diversa, pero es posible reconocer dos tendencias en las formulaciones del concepto de democracia: desde el análisis teórico en el ámbito de la abstracción o desde el estudio específico de los casos en que se considera existe el germen democrático. La propuesta de Appadurai parte de la segunda tendencia.


En el texto "Deep Democracy", el autor anexa el calificativo "deep" para señalar el tipo de organización y acción política desarrollada por la "Alianza" en Mumbai. Al hablar de democracia profunda pretende hacer referencia a un tipo de democracia autónoma, horizontal, participativa y de base social, a diferencia de la democracia electoral, jerárquica, partidista y gubernamental. Como Appadurai mismo menciona, utiliza el "deep" para hacer analogía a un tipo de organización-movilización social que se desarrolla en los estratos más bajos de la jerarquía social que constituyen las raíces de todo sistema político. De igual forma, desvincula a la acción política de los límites de la territorialidad estatal, aunque no deja de lado que el arraigo a la localidad es la condición de posibilidad para la solución de los problemas locales.


En México, existe un ejemplo similar al analizado por Appadurai, surgido también desde la organización de base social en el contexto del Movimiento Urbano Popular (MUP) del periodo de 1970 a 1980. El caso de "El Molino" se desarrolla al inicio de la década de los 80. El predio "El Molino", se encuentra ubicado en la delegación Iztapalapa al interior de la ciudad de México. El conflicto inicia, cuando seis organizaciones en lucha por la vivienda se aglutinan para formar la coordinadora de "El Molino". Los actores que confluyen en esta organización pertenecen a estratos sociales bajos, a los que programas de vivienda no habían beneficiado debido a que estaban enfocados a satisfacer las necesidades de clases medias asalariadas del país. La mayor parte de ellos se encontraban ligados al Movimiento Urbano Popular, que desde la década pasada se había convertido en un receptor social de las demandas de vivienda, tomando acciones no institucionales para conseguirla. Sin embargo, a principios del sexenio de Miguel de la Madrid, se presentaron las condiciones para la adopción de medidas ya no defensivas frente al régimen, sino propositivas.


La coordinadora "El Molino" se encontraba conformada por la organización OIR-Línea de masas que surgió en 1982, con la finalidad de establecerse al interior del "pueblo", implementando principios maoístas que desencadenarían una crisis revolucionaria. Su estrategia era la confrontación con las autoridades y la defensa de su espacio como autónomo, eliminando todo vínculo con la burocracia, catalogándola como "charra"; la Unión de Colonos, Inquilinos y Solicitantes de Vivienda Libertad e alineada desde el principio a la OIR-Línea de masas; el Movimiento Revolucionario del Pueblo, corriente opuesta a OIR- Línea de Masas, al interior del MUP, su estrategia propone un trabajo en conjunto con el gobierno, en busca de la formación de un partido político legal, capaz de aglutinar sus fuerzas; la Unión de Solicitantes y Colonos por la Vivienda Popular Pueblo Unido creada en 1979 su principal objetivo es la vivienda, a través de la gestión con las autoridades; la cooperativa Ayepetlalli, conformada por familias de diferentes estados de la República Mexicana, asesorada por académicos y estudiantes;
y la cooperativa Ce cuatlli Otli.


Durante el proceso de gestión, la coordinadora funcionó en gran medida a través de asambleas para la toma de decisiones, y de movilización social para la presión al gobierno. En conjunto, las organizaciones lograron el apoyo del Fondo de Habitaciones Populares (FONHAPO), para la expropiación del predio en Iztapalapa, así como créditos para la construcción de viviendas y participación en la planeación del proyecto de construcción. En los años posteriores a la construcción, la coordinadora consiguió mayor apoyo financiero para la ampliación de viviendas, funcionando siempre a través de créditos personales con gestión en conjunto.


La experiencia de "El Molino" se ha mantenido vigente, sin embargo, las organizaciones sólo han respondido ante necesidades coyunturales, sin lograr por un lado el desarrollo de instituciones democráticas más allá de la contingencia, y por otro sin buscar el apoyo de organizaciones transnacionales con objetivos similares para reproducir y conseguir nuevos objetivos y estrategias.


Actualmente las posibilidades de desarrollo de democracia profunda son potencializadas por el desarrollo de las tecnologías de la información, sin embargo, estas tecnologías pueden ser utilizadas también por organizaciones con principios no del todo democráticos. Por otro lado, si bien es cierto que el concepto de democracia profunda remite a formas de organización desde las raíces de la sociedad, la anexión del calificativo de profundidad puede adquirir otra lectura. En este sentido, profundidad remite también a la dificultad de observar lo que sucede dentro de estas organizaciones, llevando incluso a la invisibilidad de los excesos y amenazas en que organizaciones de base pueden caer. Lo cual supondría también la posibilidad de surgimiento de organizaciones cuyo funcionamiento democrático al interior fuera utilizado para alcanzar fines y tener consecuencias no deseadas (xenofobia, racismo, autoritarismo democrático…).



David Harvey, “The Right to the city”

El texto de Harvey puede ser analizado a la luz de dos ejes que sirven de hoja de ruta durante el desarrollo de su argumento. En primer lugar, lo expuesto sobre la relación existente entre el desarrollo urbano y la acumulación capitalista. En este sentido, el autor remite a la necesidad que el capitalismo tiene de encontrar una vía de escape para la generación de plusvalía, una vez que los mecanismos de libre mercado se estancan y resultan insuficientes. Ante esta situación crítica, la medida adoptada ha sido la de dejar de lado, aunque sea de forma contingente, la desregulación del mercado e invocar la intervención estatal a través del desarrollo de infraestructura urbana que permita la inversión, producción y reproducción de capital.

Por otro lado, Harvey desarrolla un esfuerzo por definir el derecho a la ciudad. Partiendo del señalamiento de un olvido en el abordaje de la problemática en torno al respeto de los derechos humanos, el autor busca introducir el derecho a la configuración y reconfiguración de la identidad a través del desarrollo del espacio urbano. De tal forma que el derecho a la ciudad no es sólo el derecho a construir físicamente la ciudad, sino, en el entendido de que toda identidad es relacional, a construirla conceptualmente y a formar en este ejercicio una cierta fijación de las posiciones de sujeto que se adoptan en relación con el medio en que se habita.

El texto resulta apropiado para analizar las condiciones actuales de la Ciudad de México, tanto en el sentido de la utilidad económica de la (re) construcción urbana, como en la construcción de un derecho a la ciudad. En relación con la puesta en práctica del Keynesianismo económico, es posible observar, no como fenómeno exclusivo de la ciudad pero si ejemplar, que ante la crisis financiera iniciada en 2008, la construcción de infraestructura urbana aumento como parte de las medidas adoptadas para disminuir las repercusiones económicas de la crisis. De tal forma que la reproducción capitalista no se estanco, y en menor medida hubo un beneficio laboral para los trabajadores relacionados con la construcción. Es posible aún observar una ciudad en la que en el ámbito gubernamental la inversión en obras públicas de los últimos 3 años ha ejercido más de un 20% del presupuesto total, y casi un 50% del presupuesto destinado a Desarrollo social. Por ello, no es poco común observar a lo largo de la ciudad las múltiples obras en los ejes viales, sean para su ampliación, mejoramiento o construcción de metro y metrobus. En lo que refiere al desarrollo urbano para fines privados las plazas comerciales y la remodelación de edificios para oficinas y vivienda han sido constantes. Lo cual ha hecho crecer a la ciudad de manera vertical, aunque sutil, en el centro, y de forma exponencial y horizontal en la periferia.

Relacionado con el crecimiento urbano y la reproducción de capital, existe en el caso mexicano una privatización del derecho a la ciudad. Dicha privatización puede ser observada en tres intentos recientes de urbanización. El primero, tiene relación con las obras llevadas a cabo por el GDF en cuestión de mejoramiento vial. Aún cuando el discurso presenta una situación de beneficio para los habitantes de la ciudad de México, en la realidad se presentan múltiples contradicciones, una de ellas: la difícil y a veces difícil coexistencia entre automovilistas y peatones. Aún en el supuesto de que el mejoramiento de la vialidad es benéfico para la circulación en la ciudad, la planeación de obras públicas viales tiene la consecuencia de disminuir el espacio peatonal. El derecho a la ciudad es violentado por la prioridad de las acciones gubernamentales, en beneficio de la velocidad y el uso individualizado del automóvil.

Un segundo ejemplo exitoso de apropiación privada sectario del derecho a la ciudad lo constituye el proyecto emprendido por empresarios para la Alameda Central en el centro de la Ciudad de México. El proyecto contempla la construcción de un corredor comercial, así como edificaciones destinadas a la vivienda. Los intentos por renovar la zona no son recientes, en el periodo de 1985 a 2000 se han presentado al menos 10 proyectos de reconstrucción-remodelación, sin embargo, fue hasta el periodo de gobierno de Andrés Manuel López Obrador en que se le dio un mayor impulso al proyecto liderado por el grupo empresarial de Carlos Slim. Lo anterior demuestra la facilidad con que los grupos de poder económico son capaces de configurar y transformar la ciudad con una visión cuyo énfasis se encuentra en la generación de espacios exclusivos para el fomento al consumo.

Sin embargo, existen casos en que los proyectos de construcción de infraestructura urbana se enfrentan directamente con distintas visiones e intereses comunitarios. Un caso reciente en México se dio en el momento en que se llevaron a cabo las negociaciones para obtener las tierras necesarias para la construcción de un segundo aeropuerto internacional para la Ciudad de México por parte del gobierno federal en el periodo de Vicente Fox. El fracaso en las negociaciones puede ser visto desde dos de sus aristas: el arraigo y la necesidad económica que los pobladores tienen con respecto a sus tierras por un lado, y la miserable cantidad monetario ofrecida por el gobierno a los habitantes del pueblo de Atenco, así como las mínimas garantías ofrecidas para su supervivencia, por otro. El conflicto social y el desplazamiento del proyecto de aeropuerto a otras opciones puede ser contemplado a la luz del enfrentamiento entre una visión sobre las necesidades de comunicación para la ciudad, y la necesidad fáctica de las comunidades en los pueblos por frenar el desarrollo urbano que amenaza con absorberlos.

Si bien el último ejemplo no reproduce la problemática a la que se enfrenta el ejercicio del derecho a la ciudad al interior de la misma, muestra la contradicción entre las pretensiones de extender la ciudad, violentando el derecho a habitar, y a configurarse también, ejercido desde el medio rural. El derecho a la ciudad, tal como lo expone Harvey, resulta conflictivo al margen de la contingencia y la variedad de opciones en torno a la configuración de la ciudad.