miércoles, 15 de septiembre de 2010

Ciudad Ilusoria, "Vivir adentro"




La narrativa del documental "Vivir adentro" remite a un cuestionamiento que pudiera ser punto de partida para todo proyecto de política de vivienda social: ¿de qué manera el diseño y la construcción de los complejos para la vivienda configuran también la vida comunitaria?

La respuesta a esta pregunta puede encontrarse por medio de la comparación de las condiciones actuales de vivienda y convivencia en la Ciudad de México, con las condiciones existentes hace 30 o 40 años. las características de los proyectos de vivienda muestran claras diferencias. Si antes se buscaba una integración orgánica en comunidad de los habitantes, actualmente, esa integración se encuentra imposibilitada por la ausencia de espacio público en los nuevos proyectos, así como por el poco tiempo que a los habitantes les resta luego de desplazarse por 2 horas o más hasta sus lugares de trabajo. En este sentido, el crecimiento horizontal de la mancha urbana se ha privilegiado por encima de otras opciones de crecimiento hacia dentro, acortando la distancia entre los centros urbanos del centro del país, pero aumentando el tiempo necesario para llegar a ellos.

Por otro lado, los actuales desarrollos inmobiliarios han dejado de lado la posibilidad de fomentar la socialización mediante la existencia de espacios para el desarrollo de actividades económicas, culturales e incluso políticas en el interior de las unidades habitacionales. La fragmentación social, la histeria colectiva y la esquizofrenica cultura política podrían ser fenómenos y conductas sociales con origen en el diseño repetitivo, aislado, masivo y caótico de las nuevas propuestas de vivienda social.




La propuesta documental puede ser vista además como el cuestionamiento al cambio de modelo en la construcción de vivienda social. Sin embargo, es preciso distinguir entre lo elementos que agotaron la propuesta y los intentos deliberados por hacerla fracasar.




Por un lado, el crecimiento demográfico y la necesidad de cubrir sus necesidades de vivienda podrían justificar la generación masiva de pequeñas habitaciones en la periferia de la Ciudad de México. Por otro lado, la falta de inversión para el desarrollo del campo, la liberalización del mercado inmobiliaro de la vivienda social y la posibilidad de utilizar la vivienda como moneda de cambio en las contiendas electorales, podrían ser la muestra de un intento deliberado por mercantilizar las funciones antes desarrolladas Estatalmente.




Un enfoque distinto quizás vería en la industría inmobiliaria la acertada visión y comprensión de las necesidades de una población cuya matriz familiar tradicional se ha modificado. Privilegiando actualmente, por necesidad o por elección propia, el desarrollo laboral por encima de la formación de grandes familias, proceso paralelo a la mayor participación de la mujer en las actividades económicas.




Sea cual sea el enfoq lo cierto es que la identidad social, cultural y personal ue,se encuentra sobredeterminada por múltiples factores, entre lo cuales se encuentra el lugar en que el individuo habita, y las condiciones en que puede habitarlo.

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