domingo, 7 de noviembre de 2010

The Beckley Foundation y sus argumentos falaces












En esta entrada retomaré los dos textos elaborados por la Beckley Foundation a través de su Drug Policy Programme para demostrar los falaz de su propuesta cuando responde a intereses geoestratégicos de los EUA. Los dos textos son: Drug Markets and Urban Violence y Understanding Drug Markets and How to Influence Them.



De manera general, ambos textos proponen un cambio en la perspectiva para entender el mercado de las drogas. En el primer estudio se reconoce el vínculo existente entre las actividades del narcotráfico y la violencia urbana, además se analizan las diversas manifestaciones de la violencia en función de la etapa o actividad asociada con el funcionamiento del mercado de las drogas. En el segundo caso el análisis parte de la premisa de que el mercado de las drogas posee una dinámica propia y diferenciada de otras actividades económicas dado su status legal. La consecuencia de ambos planteamientos es el establecimiento de una categorización del fenómeno total del narcotráfico que distingue entre producción, tránsito y distribución, para estudiar de forma aislada a cada región en la que estas actividades se dan; por otro lado, se plantea la imposibilidad de eliminar el mercado de las drogas sin beneficiar en términos económicos lo que se pretende o finge atacar.



Hasta este punto, las consideraciones que se realizan parecen correctas e incluso llevan, derivando las consecuencias lógicas, a reconocer como eficientes las propuestas de políticas públicas para combatir principalmente la violencia derivada del narcotráfico. Sin embargo, existe una deficiencia de gran relevancia en la presentación de los resultados y recomendaciones, pues se enfocan de manera unidimensional en la actividad del narcotráfico como actividad económica ilícita con repercusiones locales, imposibilitando considerar el objeto de estudio en su dimensión geoestratégica, geoeconómica e incluso geofinanciera.



Para mostrar lo anterior es importante observar que se maneja la existencia de un mercado de las drogas de entre 20 y 25 billones de dólares, subestimando otros cálculos que muestran un mayor tamaño, superior incluso a los 2 trillones de dólares. Esta situación modifica la perspectiva desde la cual abordar el fenómenos global del narcotráfico, pues una cantidad mayor de recursos posibilita una mayor influencia en el sistema global, considerando incluso la necesidad de los recursos del narcotráfico para evitar la caída de los mercados financieros globales, a sabiendas de que la mayor parte del capital de este grupos se encuentra en los paraísos fiscales.



Por otro lado, existe en el argumento sobre la distinción de las actividades del mercado ilegal de las drogas una clara tendencia a favorecer la imagen de EUA con respecto a los países en los que se desempeñan las actividades de producción y tránsito. Esto debido a que se vinculan los mayores índices de violencia urbana a estas dos últimas actividades, por lo cual las recomendaciones tienden a la búsqueda de la mayor discrecionalidad en su desarrollo. El problema de este tipo de distinciones es que tiende a justificar y tolerar sólo de forma parcial a un fenómeno cuyas consecuencias corresponden a la totalidad. En el caso de las políticas públicas en México esto se refleja como una cierta tolerancia al consumo y una estigmatización y persecución encarnizada de la producción y distribución, olvidando que uno alimenta al otro. EUA se beneficia de un segundo modo, pues al centrar la responsabilidad en los países productores y de tránsito se deja intencionalmente de lado la necesidad de combatir el consumo. Sumado a ello, atacar a la violencia sin regular al narcotráfico resuelve el problema de salud pública al que se enfrentaría el mayor consumidor mundial de drogas en caso de no poder satisfacer su demanda, curiosamente EUA.



Dos consideraciones más, en primer lugar, aún cuando se reconoce el problema del tráfico legal e ilegal de armamento, la responsabilidad se presume es del país que no logra garantizar la seguridad de su frontera norte, lo cual a menos de que se hable de la frontera entre EUA y Canadá, deja de facto el combate al tráfico de armas provenientes de EUA al gobierno mexicano. Por otro lado, resulta "curioso" que en el primer texto se haga énfasis en combatir la violencia en dos países principalmente: México y Brasil. ¿Será acaso que lo que se intenta es justificar la intervención militar en las dos principales economías latinoamericanas? ¿Serán los recursos petroleros de México y Brasil lo que EUA intenta controlar para garantizar su demanda energética que se ha visto amenazada luego de su "aventura" en Irak? La estrategia de EUA en América Latina es similar a la que sigue en Somalia, país de relevancia geoestratégica por el tránsito de petróleo en el cuerno de África, en donde el "Estado fallido" es conocido por sus piratas. Establecer con precisión la estrategia de EUA con respecto al petróleo requiere de un mayor análisis, sin embargo, la militarización de México como producto del narcotráfico, su próxima introducción al Northcom y los conflictos internacionales de EUA con los países del BRIC, parecieran indicar que este país no se da por vencido en su intervención multidimensional internacional. Hecho ante el cual, el combate al narcotráfico podría ser la carta a jugar como "caballo de Troya" en México y en menor medida en Brasil. (Quizás sería útil la difusión de los vínculos existentes entre la agencia de seguridad "Blackwater" y el entrenamiento militar de "Los Zetas)



Por último, una rápida investigación de la Beckley Foundation lleva a establecer su vínculo con el International Drug Policy Consortium. La relevancia de este vínculo radica en el financiamiento que ambos reciben, proveniente del Instituto de la Sociedad Abierta controlado por George Soros. Ambos, el instituto y su creador, ligados a la geoestrategia de balcanización y creación de conflictos en el cinturón de seguridad de Rusia en el Cáucaso, bajo el pretexto de llevar los "valores democráticos" a las sociedades "cerradas.



De tal forma, el tipo de análisis como los de esta institución, así como la información que se encargan de difundir no pueden ser leídos y analizados sin conocer los intereses financieros globales que se encuentran detrás de ellos. Esto obliga a abordar asuntos de influencia internacional sin focalizar o estancar la visión en el ámbito regional unidimensional.

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